Alberto trabaja principalmente para ganar el suficiente dinero que le permita mantener su estilo de vida. Si tuviera seguridad económica, con toda certeza no continuaría en su puesto, sino que se dedicaría a algo diferente. Trabajar es para Alberto básicamente una necesidad de la vida, igual que dormir o respirar. Mientras está en el trabajo suele desear que el tiempo transcurra de prisa, esperando que sea la hora de la salida. Se la pasa anticipando sus fines de semana y vacaciones. Si Alberto volviera a vivir su vida, con toda seguridad elegiría dedicarse a otra cosa. No recomendaría a sus amigos o a sus hijos que se dedicaran al tipo de trabajo que realiza. Alberto está esperando ansiosamente su jubilación. Su mentalidad es: “El trabajo es un medio para ganar dinero”.
Bertha básicamente disfruta su trabajo, pero no pretende permanecer en su actual puesto en los próximos dos años. Más bien, planea moverse a uno mejor, uno de mayor nivel. Tiene varias metas para su futuro relacionadas con las posiciones laborales que eventualmente quiere tener. Algunas veces su trabajo actual le parece una pérdida de tiempo, pero sabe que debe hacerlo lo suficientemente bien para poder crecer laboralmente. Bertha está desesperada por una promoción. Para ella, una promoción significa reconocimiento de su buen rendimiento, y es un signo de su éxito en la competencia que mantiene con sus compañeros. Su mentalidad: “Mi trabajo actual es un trampolín que me llevará a puestos más altos”.
Para Carlos, su trabajo es una de las partes más importantes en su vida. Está muy contento por trabajar en lo que trabaja. Debido a que su actividad laboral es una parte esencial en su vida, es una de las primeras cosas que le platica de sí mismo a la gente que acaba de conocer. Carlos suele llevarse trabajo a casa, y en vacaciones trabaja en sus proyectos… Porque le nace hacerlo. La mayoría de sus amigos son del lugar donde trabaja, y pertenece a varias organizaciones o clubes relacionadas con su actividad laboral. Carlos se siente bien acerca de su trabajo porque lo ama, y porque cree que está ayudando con él a hacer un mundo mejor. Recomendaría sin pensar a sus amigos e hijos que se dedicaran a lo mismo que él. A veces se puede llegar a sentir frustrado cuando tiene que abandonar un proyecto en el que está trabajando, y muy rara vez piensa en el retiro. Su mentalidad es: “Aunque me ganara la lotería, seguiría trabajando en lo mismo”.
Si tuvieras que elegir solo una opción: ¿A quién te pareces más? ¿A Alberto?
¿A Bertha? ¿O a Carlos?
Tres percepciones del trabajo
Este es un sencillo test diseñado por un grupo de psicólogas de la Universidad de Michigan hace veinte años, pero se está poniendo mucha atención ahora a sus descubrimientos debido a la relevancia que tiene en la actual dinámica laboral, donde cada vez es más importante el tema del bienestar y la satisfacción en el trabajo. La respuesta que hayas elegido en el test (la manera en que te relacionas con tu trabajo) está teniendo consecuencias importantísimas en tu satisfacción y rendimiento laborales, en tu calidad de vida y hasta en tu salud.
En general se ha demostrado que las personas percibimos a (y nos relacionamos con) nuestro trabajo en tres formas:
1. Como un Empleo. Es el caso de Alberto. Las personas que tienen un “empleo” están mayormente interesadas en los beneficios materiales y externos del trabajo (dinero y beneficios) y no reciben ni buscan otro tipo de recompensa. El trabajo es un medio para conseguir un fin: los recursos necesarios para disfrutar su tiempo de ocio. Perciben al trabajo como un mal necesario.
2. Como una Carrera. Es el caso de Bertha. En este caso, las personas trabajan por las oportunidades de crecimiento laboral dentro de la organización y/o por el reto de ser reconocidas como una de los expertas en su campo. Buscan el reconocimiento y obtienen su sentido de autoestima de acuerdo a sus logros laborales.
3. Como una Vocación. El caso de Carlos. Estas personas trabajan por la satisfacción intrínseca de realizar su trabajo. Su trabajo es una parte integral de su vida. Trabajan porque esa actividad en sí misma les brinda un sentimiento de realización personal. Hacen lo que aman, y además reciben un sueldo por ello. Estas personas consideran que su trabajo es útil para la sociedad y, al hacerlo, están contribuyendo a su mejoría.
Diferencias de las tres mentalidades
Los estudios realizados indican que, sin importar el puesto (vendedores, abogados, analistas financieros, asistentes administrativos o gerentes de Recursos Humanos) una tercera parte de los encuestados etiquetan a su trabajo como “empleo”; una tercera parte, como “carrera”; y una tercera parte como “vocación”. Pero las diferencias son enormes:
• Las personas que ven a su trabajo como una Vocación se sienten cuatro veces más exitosas en su trabajo que las personas que tienen un Empleo; y un 50% más que aquellos que tienen una Carrera.
• Los que ven a su trabajo como una Vocación se sienten diez veces más felices que aquellos que lo ven como un Empleo, y lo doble que aquellos en una Carrera.
• Los que ven a su trabajo como una Vocación se reportan como nueve veces más productivos que los que tienen un Empleo y un 50% más que aquellos que tienen una Carrera.
• Una cuarta parte de los encuestados reportan que se sienten muy frustrados en su trabajo, son los que tienen un Empleo. Diez por cierto de los encuestados se sienten muy frustrados: los que tienen una Carrera. Por el contrario, sólo 2.5% de los encuestados en una Vocación se sienten de la misma forma.
• Respecto a la depresión en el trabajo los resultados son similares: 26% de la gente con un Empleo se siente “siempre” deprimida; 1.6% de la gente en una Carrera “siempre” se sienten deprimidos y ninguno con una Vocación se reportan como “siempre” deprimidos.
• En cuanto al engagement: ¡ninguna persona con un Empleo se considera con alto engagement! 53% con una Carrera se describen con alto engagement y un 76% de las personas con una Vocación se describen de la misma manera.
• 15.8% de las personas con un Empleo se sienten “siempre comprometidas con su organización”. 64% de las que tienen una Carrera se sienten de la misma forma. Y un 84% de la gente que trabaja en su Vocación se reportan siempre estando comprometidas con su empresa.
Los ingredientes de una Vocación
Ya sea para la empresa o para los trabajadores, es altamente deseable que éstos perciban a su actividad como una Vocación. Simplemente, es el estado ideal de funcionamiento ocupacional: se sienten más productivos, exitosos, felices, comprometidos con la empresa y mucho menos frustrados o deprimidos. Veamos más de cerca en qué consiste esta mentalidad:
Una persona que trabaja en su Vocación se caracteriza por:
• Gran parte de su actividad diaria la realiza basándose en sus fortalezas (aquello para lo que es naturalmente hábil).
• Percibe que su trabajo tiene un propósito y es útil para los demás.
• Hay una relación entre su identidad (¿quién creo que soy?) y su trabajo. Por ejemplo, si alguien se considera a sí mismo como una persona “ecológica” sería doloroso para ella trabajar en una empresa con poco respeto por la legislación ambiental vigente. Habría una contradicción entre su identidad y su actividad.
• Cree que su posición dentro de la organización en la que trabaja tiene un alto valor. En realidad no importa la posición: las psicólogas de Michigan demostraron que personal de limpieza de hospitales -una función que para muchas personas podría parecer que carece de valor- son capaces de percibir su función como muy relevante, y comportarse en consecuencia. En contraposición, hay gerentes que consideran que su rol dentro de la organización es… de bajo valor e impacto.
• Disfruta las relaciones sociales dentro del trabajo. Porque cuando le platicamos a alguien de nuestro trabajo, en realidad le estamos platicando de las relaciones que mantenemos con otras personas: nuestros clientes, proveedores, jefes, compañeros, colaboradores, etc. Trabajar es un fenómeno altamente social. Y las personas con un funcionamiento óptimo aprenden a disfrutar de estas interacciones.
• Satisface su necesidad de autonomía: experimenta relativa libertad de acción en cómo hace sus tareas, en qué orden y con quién.
• Satisface su necesidad de maestría: cada día, con su esfuerzo se hace cada vez más hábil en su actividad laboral. Aprende y crece continuamente.
• Hay un equilibrio entre los retos que percibe y sus habilidades. O lo que es lo mismo, se encuentra con frecuencia en un “estado de flujo”.
¿Cómo trabajar en tu Vocación?
Y la pregunta más relevante: “¿Cómo puedo trabajar con disfrute y al mismo tiempo con un funcionamiento óptimo?” La primera respuesta que escucho suele ser: “Necesitaría cambiar de puesto… o de empresa… o de giro ocupacional… O de país”.
Tranquilo. Afortunadamente, ninguno de estos cambios drásticos son necesarios, al menos no de inicio. “Empieza por donde estás”, es la recomendación pertinente.
Una de las nuevas habilidades que habrán de ser desarrolladas por los trabajadores modernos, en este tiempo de tanto cambio, y con un modelo de trabajo cada vez más enfocado a servicios y tecnología, será la auto construcción proactiva de su propio puesto, para disfrutarlo y para rendir al máximo. Puede ser que la empresa para la que trabajamos tenga responsabilidad respecto de nuestro bienestar laboral… Pero sí que es seguro que cada uno de nosotros somos 100% responsables de trabajar con pasión, disfrute y alto rendimiento. Así que has de empezar por llenar tu trabajo actual de pasión. Todo consiste en desarrollar esa habilidad de modificar la manera en que realizamos nuestro puesto. Empieza por preguntarte:
• (La pregunta más importante): ¿Crees -de verdad- que puedes aprender a disfrutar tu puesto actual? ¿En tu empresa actual? Si crees que es imposible, habrá que modificar primero tu percepción. Un puesto es simplemente un conjunto de tareas que puedes realizar de otra manera, y un conjunto de relaciones sociales que puedes alterar para obtener más satisfacción.
• ¿Cuáles son tus fortalezas naturales? ¿Y cómo puedes aplicarlas de lleno en tu puesto?
• ¿Consideras que tu trabajo sirve para algo? No únicamente dentro de la empresa, sino para la sociedad. Quizás sea cuestión de que comiences a ver el panorama amplio de tus tareas…
• ¿Estás volviéndote cada día mejor en tu función? ¿Estás aprendiendo y creciendo? Si no, ¿qué puedes hacer para convertirte en el experto de tu función? Eso es altamente motivante.
El tiempo que inviertas en aprender a disfrutar tu puesto es vital. Se trata de tu salud emocional y física. Nos guste o no, hemos de estar trabajando, al menos, 40 horas a la semana.